Piden Juegos Paralímpicos con categoría para atletas con síndrome de down.
Los tiempos cambian y la sociedad avanza, pero hay injusticias que aún se encuentran en un callejón sin salida. Una de ellas es que, “a día de hoy, ningún deportista con síndrome de down ha conseguido competir en unos Juegos Paralímpicos”, denuncia Javi Conde, impulsor hace casi tres décadas del Club de Atletismo Paralímpico de Basauri. Quienes pertenecen a este colectivo “solo pueden entrenar a tope, competir y dar lo máximo” y por esa pasión y el gran esfuerzo que dedican a su actividad deportiva “merecen que se valore su trabajo como el de cualquier otro atleta y poder competir en igualdad y justicia”.
La pandemia fue un largo periodo de encierro e inactividad, y también de reflexión que supuso empezar a dar pasos firmes para intentar revertir esta situación. “Comenzamos una petición en la plataforma Change.org llegando a recoger 103.767 firmas” y la demanda ha llegado a ser tratada y debatida a finales de 2020 en el Senado español y en febrero de 2021 por la Comisión Europea. En todos los casos, y a pesar de tener un posicionamiento favorable hacia esta reivindicación, “la pelota quedó en el tejado de los Comités Paralímpicos de cada país”. Y ahí sigue.
Discriminación internacional
Y a esta reivindicación suman también ahora otra injusticia: la de los deportistas con discapacidad intelectual. “En este caso es una discriminación a cargo del Comité Paralímpico Internacional porque su participación está muy limitada y lo que pedimos es que se aumente el número de plazas para este colectivo”, precisa Conde. En lo que respecta a este 2024, Javi y Jon han visibilizado la demanda en el santuario de La Aparecida (Cantabria), La Barrerilla (Euskadi), Murallas de Ávila (Castilla y León), Cotos y Navacerrada (Castilla y León-Madrid), Colle Della Guardia (Italia), La Morcuera (Madrid), el Castillo de Montjuic (Cataluña) y durante la semana pasada ascendiendo en 5 días tres puertos en la isla de Gran Canaria: la cima Pedro González, el alto del Barranco de Guayadeque y la cumbre del Pico de Las Nieves.
Las experiencias siempre son satisfactorias, así como la acogida de medios de comunicación y de la población, pero la felicidad nunca es plena porque no se ve la luz al final del túnel. “Hasta ahora nos hemos estado volcando en estos proyectos, hemos estado calentando el ambiente, pero no se va a quedar ahí. Aunque sea un David contra Goliat, estamos ya valorando muy seriamente tomar medidas legales y denunciar esta injusticia ante los tribunales y que la opinión pública sepa lo que está pasando”….
Fuente: www.deia.eus (Susana Martín)