Las Pequeñas Hermanas Discípulas del Cordero ofrece a estas mujeres un espacio donde la oración, el trabajo y la fraternidad se entrelazan.

En el corazón de Francia, una comunidad religiosa ha desafiado las expectativas tradicionales al integrar a personas con síndrome de Down en la vida eclesiástica. Según ha informado la agencia de noticias Agenzia SIR, las Pequeñas Hermanas Discípulas del Cordero, una congregación fundada hace casi cuatro décadas, ofrece a estas mujeres un espacio donde la oración, el trabajo y la fraternidad se entrelazan en una vocación compartida. Este modelo de vida religiosa, que ha sido considerado un signo profético dentro de la Iglesia, también representa una respuesta silenciosa a los que no apuestan por la integración.
Madre Line, superiora de la comunidad, ha relatado los desafíos iniciales que enfrentaron al establecer esta congregación. “Nos decían que bajaríamos el nivel de la vida consagrada, que la vocación de nuestras hermanas era solo una idea de los padres, no una verdadera llamada de Dios”, ha explicado a la agencia de noticias…..
Fuente: www.infobae.com (Natalia Moreno)
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