Hipotiroidismo congénito, enanismo hipofisario, hidrocefalia congénita, derivación portosistemática…

Son diversas las afecciones genéticas que pueden sufrir los perros las cuales pueden confundirse, a simple vista, con el síndrome de Down en humanos. Pero no, los perros no padecen este síndrome porque es exclusivamente humano. Os lo aclaramos.
¿Por qué los perros no tienen síndrome de Down?
Como ya os explicamos, la trisomía 21, el síndrome de Down más habitual, se produce debido a que cada célula del cuerpo tiene tres copias separadas del cromosoma 21 en lugar de las dos usuales. Pese a que ya se han detectado diferentes factores de riesgo como la edad de la madre, todavía no se sabe con seguridad qué determina esta alteración cromosómica.
Pero lo que tenemos claro es que un animal no puede tener síndrome de Down porque cada especie tiene una estructura cromosómica específica. Así, ni siquiera otros primates, como el caso de los chimpancés, los cuales tienen una estructura cromosómica muy parecida a la nuestra, pueden tener síndrome de Down. Lo mismo cabría decir del perro o cualquier otro animal.
De cualquier forma, el estudio genético del perro todavía es muy reciente ya que no fue hasta hace 20 años cuando se secuenció por primera vez el genoma completo del perro lo que abrió la puerta a los análisis de ADN canino y la controvertida industria asociado al mismo.
Pero, como sabemos, el estudio de la genética de otros animales, así como de sus trastornos, es fundamental para entender los nuestros, como señala Elaine Ostrander, experta en genética canina de Instituto Nacional de Investigación del Genoma Humano de los NIH estadounidenses: “Las diferencias en la forma del cuerpo entre las razas nos están dando una idea de los genes responsables de las enfermedades humanas que no conocíamos antes”.
Así pues, investigadores como Ostrander analizan trastornos como la epilepsia en perros en relación a la de los humanos: pese a que hay docenas de genes que pueden causar la epilepsia en personas, en una raza de perro “probablemente habrá solo uno o dos”. De cualquier forma, “es una excelente manera de simplificar toda la variación que enfrentamos cuando estudiamos enfermedades humanas”.
Y es que, como señala este estudio, los estudios genéticos en perros son teóricamente más simples y directos que los realizados en poblaciones humanas complejas, ofreciendo muchas de las ventajas estadísticas de los estudios realizados en poblaciones humanas aisladas, como los llevados a cabo en Finlandia o Islandia. Este mismo estudio señala que el perro padece 450 enfermedades, aproximadamente 360 de las cuales son análogas a las humanas.
Pero el trastorno genético conocido como trisomía 21 no está entre ellas: el síndrome de Down más común en humanos no se vincula a ninguna alteración genética canina siendo exclusivo de la estructura del ADN humano.
¿Cuáles son las alteraciones genéticas caninas que se pueden confundir con el Down humano?

Pese a lo que hemos apuntado, circulan informaciones e imágenes por Internet en las que se vincula el síndrome de Down con los perros cuando en la mayor parte de los casos se trata de otro tipo de trastornos que pueden generar una apariencia física y/o comportamientos análogos.
- Enanismo hipofisario. Al igual que en el caso humano, se trata de un trastorno endocrino debido a la falta de hormonas de crecimiento producidas por la glándula pituitaria, también conocida como hipófisis. Se trata de uno de los diversos trastornos que han sido difundidos también por las malas prácticas en reproducción y formación artificial de razas, como el caso del pastor alemán.
- Derivación portosistémica. Se trata de una conexión anormal entre el sistema vascular, habitualmente entre la porta y la cava por lo que las sustancias tóxicas absorbidas desde el sistema digestivo pasan directamente a la sangre saltándose el paso hepático, lo que provoca un daño, casi siempre neurológico. Suele afectar a razas pequeñas de perros originando convulsiones o comportamientos extraños.
- Hidrocefalia congénita. Se define como la dilatación activa del sistema ventricular del cerebro debido a la obstrucción del flujo del líquido cefalorraquídeo provocando signos clínicos de déficit neurológico, entre otros….
Fuente: www.publico.es