Esta iniciativa fortalece la autoestima de niños y jóvenes con trisomía 21 y apuesta por una verdadera inclusión.

La imagen es muy parecida a la que se puede ver una mañana cualquiera, en un campo de fútbol de una academia o barrio. Pelotas, conos, camisetas y un grupo de niños y adolescentes dándole puntapiés al balón y moviéndose de un lado al otro, mientras un voluntarioso entrenador trata de inculcarles la importancia de hacer deporte.
Se trata de la escuela Fútbol 21, la primera y única formada en Arequipa para niños y adolescentes con síndrome de Down. Deyvis Bernal, es el entrenador y fundador de este proyecto, que busca brindar una oportunidad a cerca de 20 niños para hacer deporte y ser un modelo de integración y convivencia social.

Sueño cumplido
Fútbol 21, es un sueño de hace 5 años y que recién hace dos meses se pudo cristalizar. Bernal, confiesa que el proyecto surgió debido a que su hijo mayor Said Edu nació con este trastorno genético. Los chicos que nacen con esta condición no son aceptados en clubes o academias convencionales, y en los colegios también se les dificulta realizar las clases de Educación Física que, en opinión de Bernal, no son realmente inclusivas.
“Tener un hijo con síndrome de Down, me cambió la vida. Se me cerraron muchas puertas por su condición. Se habla mucho de inclusión, pero aquí aún estamos lejos de eso, con decirte que mucha gente piensa que esta condición de salud es contagiosa. ¡Imagínate!”, lamentó el entrenador.
El proyecto nace como una escuela de fútbol. Con los más pequeños el trabajo es más lúdico y didáctico. Les enseñan a patear el balón y a dar pases. Aquí, los papás son parte de esta labor, son ellos los que trabajan junto a sus hijos en los ejercicios. Es un trabajo en conjunto.

Paciencia y amor
La emoción que genera el fútbol es indiscutible, así lo reflejan los rostros de los niños de la escuela. Los encuentros son de una hora, allí se genera un espacio diferente al que comparten con su familia o al de sus terapias y donde no existen limitaciones. “Es un desafío para que salgan de su zona de confort. Es un lugar donde se les enseña con amor y paciencia a saltar, correr y donde interactúan con sus padres”, explica emocionado Bernal.
Cada sábado por la mañana, se repite la dinámica: los chicos llegan y junto al entrenador y padres de familia planifican los trabajos. Después de eso se inicia el ‘calentamiento’ y una serie de ejercicios. El momento más especial para todos es el del partido. La sesión termina con un compartir entre todos.
En dos meses, el entrenador ha sido testigo de los progresos de los alumnos. Muchos de ellos no dejaron de asistir desde el comienzo de la actividad. El crecimiento no sólo se ve en el juego, sino también en el desenvolvimiento diario e independiente de los niños y jóvenes.

Resultados positivos
Adriano Gutiérrez, tiene 18 años y desde hace dos meses forma parte de Fútbol 21 y es uno de los más entusiastas, pero con esa definición nos quedamos cortos. Adriano, es un deportista con admirable esfuerzo que, con el apoyo de su madre Verónica, logró estar más activo, alegre y en una mejor condición física.
“Ahora, le dedico más tiempo a mi hijo, trato de darle una mejor calidad de vida. Todos los sábados lo traigo a sus entrenamientos y estoy motivada y satisfecha con su crecimiento y aprendizaje”, dice la mamá al borde de las lágrimas de felicidad…..
Fuente: encuentro.pe (Juan Pablo Olivares)