Para Francisco tener una copia extra del cromosoma 21 no es en absoluto un impedimento para cumplir sus sueños. Se enamoró de la profesión de DJ en el 2016 y este año ha tocado en los premios Martín Códax.
El pasado 7 de junio el escenario del Pazo da Cultura de Pontevedra se iluminó con luces azules. Mientras el dúo Vaguedades presentaba la gala de los premios de la Música Gallega Martín Códax, una banda de cuatro integrantes tocaba la música de fondo. Uno de ellos, concretamente el DJ, fue presentado al público como Ramón Cabanillas. Sonrió tímidamente cuando su nombre fue mencionado y el público aplaudió. Se trataba de Francisco Rey Pazos (A Coruña, 2000), pero esa noche, al igual que sus compañeros de escenario, adoptó el nombre de un grande de las letras gallegas.
Su nombre artístico es Fran Rey DJ y su historia sería como la de cualquier otro, si no fuera porque nació con una copia extra del cromosoma 21, es decir, con síndrome de Down. Sin embargo, su condición no ha sido impedimento para desarrollar su carrera profesional. Cuando nació el menor de los hermanos Rey Pazos fue remitido a la unidad de atención temprana, donde lo estimularon y se aseguraron de que tuviera el mejor desarrollo posible. «Nació con el páncreas pegado al intestino, así que tuvieron que operarlo. Estaba bastante pochito», relata Elena Pazos, su madre, que le dice, bromeando: «Eras un desastre».
Por lo demás, en casa han tratado de que Fran tuviera una infancia como cualquier otra. «Fue a un colegio normal y nunca tuvo problemas con los compañeros. Lo que sí hacía —aclara su madre— es ir a diferentes clases de refuerzo, así como a consultas médicas para estimular su neurodesarrollo». «Siempre estuvo bastante ocupado», señala. Durante su infancia jugó al fútbol, al baloncesto, fue a campamentos y, el verano del 2016, cuando no sabía qué hacer, se inscribió a un curso de DJ en Betanzos. «Fui yo solo a apuntarme, nadie de casa me llevó. Me gustó y seguí», relata Fran. Su madre asegura que «quedó superenganchado. Tanto que era solo hasta la una de la tarde, pero daban las dos y él seguía allí. Tenía que decirle al profesor que lo mandara para casa. ‘Pero si lo disfruta tanto’, me decía…». De eso ya han pasado siete años, y Fran ha continuado por el camino de la música.
«Cuando se terminó el curso de DJ, tuvimos que buscarnos un poco la vida. Muchas veces vas a las asociaciones y lo único que te ofrecen son cursos de hostelería, limpieza o jardinería, pero nada de música. Así que buscamos a un profesor particular», explica Elena. Encontraron a Javier Pérez (Jas) y a Dani, quienes vieron en Fran lo mismo que en cualquier otro estudiante: una persona con potencial de aprender. Le enseñaron cómo buscar y descargar música, hacer samples, beats, mezclar, cómo crear canciones, y cuál es el orden de la música en una fiesta. Fran pasó de tocar en las clases a hacerlo durante todo el día. «A veces solo se detiene para comer y cenar», dice la madre.
LO TOMARON EN SERIO
Entre tanto, siguió encadenando con los estudios. Hizo hasta segundo de ESO, después estudió un FP de limpieza y cocina (lo único que le ofrecieron) y luego hizo las prácticas en un colegio de A Coruña, pero al concluirlas no lo contrataron. Sin embargo, la música sí que ha ido dando sus frutos. Hace cerca de dos años lo invitaron por primera vez a tocar en un evento. «Tomás Romero, de Más Music, fue el primero que lo tomó en serio. Dijo que tenía potencial y lo ha llamado para tocar en diferentes eventos», explica Elena. Su primera experiencia fue como DJ en una fiesta de Fin de Año de una asociación para personas con discapacidad. A esa actuación le siguieron varias. En Teima, una asociación para personas con síndrome de Down en Ferrol; en Dumbría, en el año europeo de la juventud; en Aspanemi, la discoteca inclusiva; en la fundación Luis Seoane; en Palexco, para la fundación Down España y, este verano, en los premios Martín Códax. Todo a través de Tomás y Jas, el dueño de Más Music y el profe actual en la formación de DJ de Fran. «Tomás y Jas hacen inclusión de verdad, porque otras personas les enseñan y tal, pero no apuestan de verdad, en cambio ellos dos sí», asegura Elena. «Ellos siempre están ahí, y no solo me enseñan música, sino que me dan los recibos, me explican cuánto he trabajado y me enseñan cuánto cobrar», continúa Fran, agradecido con sus formadores.
Ahora se ha convertido en un referente para sus compañeros en las asociaciones de síndrome de Down. «Me dicen que quieren ser como yo, pero es muy difícil. Yo llevo muchos años, y también he trabajado mucho. Yo me levanto, desayuno y me pongo a tocar hasta que ya es de noche. Tengo listas de música, aprendí a descargarla, a ponerla en las fiestas; y cada vez que vas a un evento llevas los cables, los altavoces… son muchas cosas», explica Fran, satisfecho con su labor. También menciona con orgullo su participación en los premios Martín Códax. «Fuimos a muchos ensayos. Al principio estaba muy nervioso, pero poco a poco me sentí muy cómodo con el equipo. Me gustó que había mucha gente, y no me ven diferente cuando hago música», dice. «Creo que en los premios nadie supo que era Down», corrobora Elena. Solo se vio el talento, como debería ser.
Por lo demás, Fran continúa su vida de manera normal, ensayando para ser DJ, asistiendo los lunes a Teima, la asociación en Ferrol; y va a algunas clases de refuerzo entre semana, para no olvidar lo que ha aprendido en el cole. También va a guitarra y, el resto del tiempo, practica en casa, con su mesa y los altavoces….
Fuente: www.lavozdegalicia.es (Alejandra Ceballos)