Mariana Pattini es dueña de Inclus, un emprendimiento que diseña regalos que abrazan la diversidad. Es asesora pedagógica de escuelas especiales.
Mariana Pattini (45 años) es dueña de Inclus, un emprendimiento que vende juguetes que abrazan la diversidad. Es mendocina, licenciada en Ciencias de la Educación y asesora pedagógica de escuelas especiales. Tiene dos hijas, Lucía (10) y Guillermina (5), quien nació con síndrome de Down y fue su inspiración para crear una tienda de regalos con conciencia inclusiva.
“Mis hijas son mi motor, los niños son el futuro, son los que no tienen prejuicios y los que pueden ver a todos por igual, sin estereotipos, sin etiquetas”, dijo Mariana a Diario UNO. El lema del emprendimiento es: “Juntos podemos crear una sociedad más inclusiva, empática y respetuosa”.
Su trabajo en escuelas especiales y el comienzo de Inclus
Mariana trabaja hace 20 años en escuelas especiales y aunque su profesión no estaba destinada específicamente a tareas con chicos con discapacidad las casualidades o causalidades de la vida la llevaron por ese camino.
Trabajar en el Instituto Esperanza “me ayudó a tener otra visión de la discapacidad, un contacto mucho más cercano porque había visto muchos chicos estudiar, progresar, llevar una vida feliz y me llevó mucho a entender mi situación personal”, explicó la emprendedora.
A mediados de 2020, en plena pandemia, hacía poco que había nacido Guillermina y sus prioridades e ideas preconcebidas dieron un giro. Se propuso hacer algo diferente para trabajar por la inclusión desde la alegría y la celebración.
“Empecé a crear el concepto y a pensar qué me gustaba o cómo podrían ser esos regalos. Quería brindar otro mensaje y vi que en el mercado no había muchas opciones de juguetes inclusivos que representaran la diversidad, siempre eran más bien convencionales”, sostuvo Mariana sobre el surgimiento de la idea de Inclus.
Regalos inclusivos y el mensaje que hay detrás
Primero buscó emprendedores locales o artesanos que ejecuten sus ideas que pensó en base al concepto del diseño universal, que pueda ser accesible para todos. “La gran diferencia es el mensaje que hay detrás, que sirvan para concientizar y para que todos jueguen juntos, niños con discapacidad y niños sin discapacidad”, dijo Mariana.
Los IncluOsitos son unos peluches que pueden tener diferentes características con detalles que representen que no somos iguales y que hay diversidad, pueden tener una oreja de cada color o ser personalizados y cuestan $5.500. Por ejemplo a un nene que tenía una bolsa de ostomía le hizo un osito con la misma bolsa para que se sintiera representado.
Mariana explicó que vende cuentitos o libritos para pintar, pero las imágenes tienen niños con discapacidad y sin discapacidad jugando juntos, entendiendo que son parte de la sociedad, que requieren sus adaptaciones.
El packaging siempre tiene alguna frase destinada a que se inspiren conversaciones en familia y a que los niños que tengan alguna diferencia se sientan representados y validados.
El impacto social y ambiental
Además del impacto social, busca tener un impacto ambiental positivo. “Tratamos de que se manifiesten valores de cuidado del planeta en cuanto a que el packaging sea reutilizable o de doble uso. La idea es formar infancias integrales. El juguete en sí está hecho con materiales nobles, como telas, lanas y madera, evita el uso de plástico, las pilas y apunta al juego simbólico y a la imaginación del niño”, detalló Mariana.
La misión o el propósito del emprendimiento es erradicar las desigualdades y por ello está alineado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) a través de la eliminación de barreras.
“Quiero que a través de estos juguetes los niños puedan aprender a empatizar, a que la sociedad se vuelva más respetuosa de las diferencias y prevenir el bullying”, dijo la emprendedora. Por ejemplo si un niño va jugando con un autito y otro con un muñequito que va en silla de ruedas, cuando lo vean en la calle, lo van a naturalizar y no van a señalar o a parecerle raro.
La asesora pedagógica sostuvo que Instagram ha sido un gran motor porque la gente empezó a conocerla y a empatizar con la idea, con el concepto y fue exponiéndose de boca en boca. En 2021 ganó el concurso Proyectos que Inspiran de Argentina Potencias y le dio muchísima visibilidad. Ella tenía que contar el propósito del emprendimiento en un minuto y el jurado la eligió.
Luego se fue capacitando en Mayma y en Impact Hub de Buenos Aires y ganó otro premio en la 10ª edición de Premios Verdes. Quedó entre los 500 mejores proyectos de todo el mundo, lo que le permitió tener más posibilidades y mentorías.
La crianza de Guille y el rol de Lucía
“La crianza y lo cotidiano es más o menos lo mismo para mis dos hijas porque yo trato de que Guille no se sienta diferente o no tratarla como que no pudiera hacer cosas. Tratamos de que llegue a su máximo potencial, tiene que ayudar en la casa, tiene sus tiempos o sus necesidades diferentes, pero tratamos de que sea lo más igual posible”, explicó Mariana.
Destacó que cada una de sus niñas tiene su don y su luz. “Lucía cumple un pase muy importante como hermana mayor, la cuida, la estimula muchísimo, la acompaña y entre las dos se potencian un montón. Y Guille tiene eso de inspirar y de ver que se puede“, añadió Mariana…..
Fuente: www.diariouno.com.ar (Paula Jalil)